Barrenola alta cocina en la sierra madrileña (Moralzarzal-M)
En un caserío donde vamos a encontrar en la entrada unos depósitos de cerveza de bodega, cuatro grifos de cerveza y una barra amplia, con mesas altas y bajas donde disfrutar de los excelentes pinchos y tapas que tenemos a la vista. Una buena ocasión para conocer el restaurante y la cocina, pues además de la carta de barra se pueden degustar los platos del restaurante. Igualmente ideal para esperar al resto de comensales y que la espera no se haga muy larga. También dispone de una terraza.
Después de disfrutar de un pequeño aperitivo en la planta de calle, hemos subido al restaurante, primera planta, elegante, cómodo con mesas amplias, acogedor y con una pequeña terraza donde salir a respirar el aire puro de la sierra. Hemos disfrutado de un menú degustación elaborado con algunos platos pendientes de incluir en carta pero que se pueden encontrar en sugerencias. Unos platos diseñados y elaborados por el equipo de Yago Márquez, con una amplia experiencia pues fué discípulo de Martín Berasategui y ha trabajado en cocinas de diversos países.
Un grupo de siete compañeros por lo que los platos en algunos casos son individuales y en otros emplatados, no representan las fotografías la realidad de la cantidad y composición. Vaya por delante la profesionalidad que hemos detectado en todos los casos, así como su dedicación y correcto asesoramiento. Comenzamos con un aperitivo de ajoblanco con atún y manzana de excelente ejecución y sabor.
A continuación las croquetas, a elegir, según carta, entre jamón o txangurro aunque en nuestro caso han sido de cocido. Todo el sabor en cada bocado. Un plato en el que siempre decimos se detecta la calidad de la cocina, un bocado exquisito pero que tiene su mérito. En este caso, como nos gustan, crujientes por fuera, con ese toque que le imprime el panko y cremosas por dentro.
Continuamos con una coca crujiente con anchoa del Cantábrico y puré de pimiento del piquillo y berenjena. La anchoa en su correcto punto de salazón y los purés elaborados artesanalmente consiguen un delicioso bocado que nos confirma la buena elección de este restaurante. La atención exquisita.
Estamos en tiempo de alcachofas. El mar y la huerta se fusionan en un plato que nos sorprende: Alcachofas confitadas con berberechos naturales. ¡¡¡Exquisito!!!. Pleno de sabor a mar, pleno de sabor a huerta, pleno de calidad y excelente elaboración para conseguir esta delicia. Un sabor para recordar.
Una composición de colores y sabores nos llega con un plato de verduras estacionales a la brasa con láminas de jamón ibérico de calidad superior. Siempre decimos que para comer se necesitan los cinco sentidos, con este plato se puede decir que llegan de una forma natural, pues el de la vista «despierta» a todos los demás rápidamente.
Alguien habrá pensado que Yago es un nombre gallego, si bien en el caso del chef que elabora estas combinaciones gastronómicas sea madrileño, lo que no impide que nos prepare una excelente Parrillada de pulpo con parmentier de patata, mayonesa de ajo blanco asado, cebolla caramelizada y aceite aromatizado. Ciertamente una excelente y maravillosa versión del excelente pulpo.
Pues sí, todavía nos quedan fuerzas para seguir degustando platos. El siguiente es un plato «ligero»: callos a la madrileña. Hemos dicho que es un restaurante en la sierra de Madrid, en cuya sala de restaurante hay una chimenea que durante el invierno permanece encendida. Por lo tanto unos callos son siempre bien recibidos, incluso aunque haga calor. Los recomendamos, bien troceados, bien condimentados y según algunos comentarios ligeros de picante. Pero sobre gustos… Todos hemos coincidido en su calidad y perfecta elaboración.
Si, si, ya terminamos. Una chuleta gallega braseada con pimientos del piquillo confitados ponen fin a este festín en su parte «salada». Al ser siete comensales hemos pedido dos chuletas por el punto de la carne (al punto y punto menos) que han llegado en perfecto estado de elaboración y calidad superior.
Llegamos a la parte dulce, que no podía ser menos. Una versión Barrenola de la tarta de queso con frutas del bosque y helado. Fina, elegantemente deliciosa. No menos interesante es la panchineta, postre vasco por autonomasia, con una excelente crema pastelera, galleta de almendra y coulis helado. Una manzana verde elaborada artesanalmente con nata y rellena de melón fresco y base de bizcocho. ¡¡¡Sorprendente!!!
Ya hablaremos en otra ocasión y con más detalle de la barra. Un espacio amplio, con variadas mesas y taburetes donde disfrutar de unos aperitivos, pinchos, tapas y un excelente menú del día, para el que hay dos opciones: El menú restaurante que se sirve en la sala superior, compuesto de un primer plato, un segundo, postre, pan, bebida y café por 25 euros y el menú del día que se sirve en la zona de barra (sentado en la mesa si se desea) con un costo de 15 euros. Según la norma de la casa «a cualquier hora hay algo para comer».
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