La Cabrera: un viaje culinario a Argentina en Madrid
La Cabrera en Madrid, ubicada en la calle Velázquez 61, es una extensión del célebre restaurante argentino del chef Gastón Rivera. Este lugar ha logrado conquistar los paladares madrileños al ofrecer una experiencia auténtica y refinada de la parrilla argentina. En nuestra reciente visita, tuvimos la oportunidad de degustar una serie de platos que no solo destacaron por su calidad, sino también por su capacidad de transportar a los comensales a las pampas argentinas.
Ambiente y servicio
La atmósfera de La Cabrera es una mezcla armoniosa de elegancia y calidez, una perfecta representación del espíritu argentino. La decoración, con toques rústicos y modernos, crea un ambiente acogedor y sofisticado. Al entrar, uno es recibido por el aroma inconfundible de la parrilla, un presagio de la experiencia culinaria que está por venir.
Para comenzar quisimos probar los cócteles, puesto que el tiempo acompañaba, y nos decantamos por un pisco sour y un mojito de maracuyá, ambos muy frescos y recién preparados, la tarde prometía.
El servicio es otro punto destacado. El personal, atento y conocedor, está siempre dispuesto a ofrecer recomendaciones y asegurarse de que cada detalle sea perfecto. Esta dedicación al cliente se refleja en la atención constante y en la capacidad de anticipar las necesidades de los comensales.
Entrantes: un comienzo prometedor
Nuestra experiencia gastronómica comenzó con una clásica empanada argentina. La masa, perfectamente dorada y crujiente, encerraba un relleno jugoso y sabroso que destacaba por su autenticidad. Este sencillo pero exquisito entrante es un testimonio de la habilidad del chef Rivera para capturar los sabores tradicionales de su tierra natal.
A continuación, probamos el «matrimonio», una combinación de chorizo criollo y morcilla. Este plato es un verdadero homenaje a las parrillas argentinas. El chorizo, con su sabor ligeramente ahumado y especiado, contrastaba maravillosamente con la morcilla, que aportaba una textura cremosa y un sabor profundo y terroso. Esta combinación es una muestra perfecta de cómo los sabores robustos pueden complementarse para crear una experiencia armoniosa y satisfactoria.
El plato principal: Ojo de Bife
El plato estrella fue el Ojo de Bife, una recomendación que no decepcionó. La carne, proveniente del renombrado proveedor Discarlux, es de una calidad excepcional. Cocinada a la perfección, la carne se presentaba jugosa y tierna, con un sabor profundo y robusto que solo se consigue con la mejor materia prima y una técnica impecable en la parrilla. Si a los comensales les gustan diferentes puntos de la carne, una plancha en la mesa permitirá terminar la pieza hasta el punto deseado de cualquier comensal.
El Ojo de Bife se sirve con una mínima guarnición de patatas fritas y salsa chimichurri, permitiendo que los sabores naturales de la carne sean los protagonistas. Este enfoque refleja una comprensión profunda de la cocina argentina, donde la simplicidad y la calidad de los ingredientes son fundamentales. Cada bocado era una delicia, con la carne prácticamente deshaciéndose en la boca, liberando su jugo y su sabor distintivo.
Postres: un final muy dulce… de leche
Para culminar la comida, optamos por dos postres que no solo destacaron por su sabor, sino también por su presentación. El primero fue un panqueque con helado de vainilla, una combinación clásica que nunca pasa de moda. El panqueque, ligero y esponjoso, contrastaba perfectamente con el helado cremoso, creando una experiencia dulce y reconfortante.
El segundo postre fue una chocotorta con sorbete de frambuesa. La chocotorta, un postre tradicional argentino, estaba preparada con capas de galleta y un relleno cremoso de chocolate y dulce de leche. El sorbete de frambuesa añadía una nota refrescante y ligeramente ácida, equilibrando la dulzura del postre y ofreciendo un final perfecto para la comida.
Bonus track
La carta de vinos de La Cabrera es tan impresionante como su menú. Con alrededor de cien referencias clásicas argentinas, la selección es un verdadero paraíso para los amantes del vino. Los vinos, cuidadosamente elegidos, complementan perfectamente los platos de la parrilla, realzando los sabores y añadiendo una dimensión adicional a la experiencia culinaria.
La Cabrera es mucho más que un restaurante; es una celebración de la cultura y la cocina argentinas. Cada detalle, desde la decoración hasta el servicio y, por supuesto, la comida, está diseñado para ofrecer una experiencia auténtica e inolvidable. El precio medio de unos 45 euros es más que razonable considerando la calidad de los ingredientes y la maestría en su preparación.
El chef Gastón Rivera ha logrado crear un rincón de Argentina en el corazón de Madrid, donde los comensales pueden disfrutar de una auténtica parrilla argentina sin necesidad de cruzar el Atlántico. La Cabrera es, sin duda, un destino imprescindible para cualquier amante de la carne y la buena cocina.
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