Cata de vinos, aceite de oliva virgen extra y queso Idiazabal (Laguardia – AR)
La Ruta del vino Rioja Alavesa es mucho más. No solamente visitar bodegas en las que cada una tiene su atractivo, no hay dos iguales. No solamente comer estupendamente en los numerosos restaurantes. No solamente disfrutar del paisaje y convivir con sus gentes. Es vivir unas experiencias fantásticas.
Una de dichas experiencias es la realización de catas. En muchas de las bodegas que se visitan (prácticamente todas), se puede hacer una iniciación a la cata o catas avanzadas, según el nivel de conocimiento y «nariz y paladar» que se tenga. Pero nosotros hemos tenido la suerte de hacer la cata de tres productos maravillosos: dos vinos de Rioja Alavesa, un aceite de oliva virgen extra de la aceituna Arroniz, autóctona de la región y el queso de Idiazabal en sus cuatro tipos (Blanco joven, blanco curado, ahumado joven y ahumado curado).
La cata se realizó en un calado del restaurante Collado. Las mesas preparadas con pan de diversos tipos y las hojas donde anotar las sensaciones. Después de una breve introducción sobre la cata de aceite pasamos a la práctica, tapando la copa y agitándolo para que tome temperatura, olerlo y probarlo, sintiendo esa sensación amarga y casi picante al final, sobre todo en la punta de la lengua. Se hizo la cata tomando el aceite en líquido y posteriormente con pan.
La presentación del queso de Idiazabal corrió a cargo de Joserra Agiriano, de una forma muy amena pues hizo un breve repaso de cómo se ha llegado a crear el Consejo Regulador Denominación Origen Idiazabal. Este Consejo regula y vigila que se cumplan todas las normas tanto sanitarias como de calidad, pues deben pasar controles que limitan la producción al número de cabezas de ganado.
El queso de Idiazabal debe proceder de rebaños de ovejas de raza latxa y/o correnzana, que deben estar controlados. Se elabora con leche cruda y en su proceso no puede pasar en ningún momento de los 38ºC. La maduración debe ser superior a 60 días para poder comercializarse. Son algunas de las condiciones que deben reunir estos quesos tan excepcionales, siempre con leche procedente de las Comunidades Vasca y Navarra.
Pasando a los vinos un Luis Cañas crianza del 2010, envejecido 12 meses en roble francés y americano y posteriormente 9 meses en botella, excelente por su sabor y cuerpo. El otro vino, también tinto, fué un vino de autor de Bodegas Amaren, elaborado con un 85% de tempranillo y un 15% de Graciano, con una crianza de 16 meses en roble americano y francés.
Si no habéis participado en ninguna cata os recomendamos que cuando tengáis oportunidad disfrutéis de esta experiencia, pues se «aprende» a degustar el vino, olerlo (igual que el resto de alimentos), saborearlo y a percibir los sabores a madera y frutas que seguramente antes os pasaban desapercibidos. Seguro que vais a disfrutar.
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