La Cesta de Recoletos (Madrid)
No os vamos a invitar de coger la cesta de la compra, os vamos a indicar un gastrobar que después de dos años desde su apertura se ha consolidado como lugar de encuentro y reunión, pues reúne los cuatro puntos claves de un buen restaurante : la cocina, la bodega, la sala y el ambiente.
Nada más entrar vais a notar la diferencia, un ambiente digamos que informal para poder disfrutar en compañía. Pensado para el día a día y la noche en el que la gastronomía es solo el hilo conductor de una completa experiencia de ocio y disfrute diseñada para que la gente se lo pase bien. Una mesa alta corrida con vistas a la cocina, mesas redondas que permiten la conversación entre hasta seis comensales y mesas de dos con bancada que, aunque bien separadas para la intimidad en pareja, pueden unirse para grupos mayores.
En lo gastronómico La Cesta apuesta por una cocina eminentemente tradicional y de mercado, regida por “la cesta de la compra” y la estacionalidad del producto, que se presenta en propuestas sencillas, que no simples en su elaboración. El responsable de la felicidad del cliente en los fogones es Adolfo Santos, segundo de a bordo en la cocina del, hasta hoy, dos estrellas Michelin Santceloni durante más de cinco años, que ofrece una carta breve pero bien estructurada con propuestas de temporada y platos fijos a petición del cliente, muchos de los cuales pueden pedirse en medias raciones, la mayoría de ellos aptos para compartir y con un precio que oscila entre los 4,50 y los 20 euros.
La burrata, excepcionalmente sápida y bien aliñada, una tortilla de patatas gallegas y huevos de corral cuajada al punto por fuera y casi líquida por dentro, o las croquetas “de la abuela Matilde”, que compiten en el top five de las mejores de Madrid con una cremosidad excepcional cuyo secreto reside en “echar mucho brazo en la bechamel”. Sobresalen también dignos representantes de esa cocina clásica de la paciencia y la técnica como la menestra de verduras, el tartar de ternera blanca, los chipirones, las albóndigas de pato o los callos. En la carta, siempre presentes, hay platos y guisos del día, entre los que ahora destacan unas lentejas caviar con ternera y trufa negra, y postres caseros con una tarta de queso, galleta y frutos secos como especialidad estrella para el final.
La bodega, como todo en La Cesta, está diseñada para adaptarse a todo tipo de gustos, momentos y compañías, incluyendo desde los buques insignia de las principales denominaciones de origen españolas hasta las últimas incorporaciones y vinos de tendencia del mercado, algunos de ellos también servidos por copas y siempre buscando precios asequibles y márgenes ajustados. La experiencia de La Cesta se completa con una elegante selección musical que varía según la franja horaria, pasando del jazz, chill-out y bossa nova que suena mediodía, al funk, el pop-rock de los 80 y 90 y los greatest hits internacionales que vibran con las primeras copas de la noche en un espacio que marca la diferencia entre “cenar y salir a cenar”.
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