Feria de la anchoa y la conserva de Cantabria (Santoña)
Pensamos que comparar la anchoa con el jamón ibérico no es ninguna locura, no es decir cosas extrañas, pues son dos productos que se asemejan en muchas cosas. La anchoa (el bocarte todavía), se cría en plan salvaje en el mar, el cerdo ibérico casi también, en la dehesa.
Una vez capturado o sacrificado inicia un proceso hasta que se puede consumir. En el caso del bocarte en sal y cubierto con peso y el jamón similiar, dándole la vuelta a la mitad de días de la curación. Una vez que el bocarte se convierte en anchoa, se procede a su envasado, a mano y se cubre con aceite para que no se oxide. El jamón se cala uno a uno y se conserva en la bodega hasta su consumo.
Partiendo de que la anchoa es un producto excepcional, fuera de serie, que solamente en España (y especialmente en Cantabria) se consiguen estas calidades, desde hace unos años se celebra la Feria de la Anchoa y la Conserva de Cantabria, organizando en el presente la edición XIV.
Del 2 al 5 de Mayo en la Plaza principal de Santoña, la de San Antonio, a dos pasos del Mercado de Abastos, podéis disfrutar de unas jornadas en las que podréis conocer el producto y su elaboración a través de las actividades que se desarrollan.
Aula de Cocina, en la que destacados chefs cántabros como Sergio Bartard (Casona del Judío), Paco Quirós (Cañadío), Rubén Abascal (Los Brezos), o Rodrigo Vallejo (El Grand Cru) mostrarán cómo elaborar platos con este producto, su mejor forma de degustarlo y los maridajes más idóneos. A lo largo de estos días también se realizarán catas y talleres de elaboración de anchoas y se proyectará el documental “Gentes de la Mar” que narra la vida de los pueblos del litoral cantábrico. Y para seguir disfrutando más allá de la feria, se podrán comprar los productos que las conserveras ofrezcan en sus stands.
Santoña, Laredo, Conlindres y Castro Urdiales concentran un 78,2% de la producción nacional de salazones de la mano de poco más de 50 empresas de carácter familiar. Las anchoas de Cantabria son el resultado del rico plancton, la elaboración siguiente un minucioso y paciente ritual de trabajo que, pese al carácter industrial de las anchoeras, hoy en día sigue siendo absolutamente artesano.
Expertas y cariñosas manos, aún tradicionalmente femeninas, soban, exprimen, limpian y filetean la anchoa, pieza por pieza y a mano, todo ello bajo una limpieza extraordinaria y donde no se preparan distintos productos en el día, es decir, si hay una sala cerrada con 20 puestos, todos preparan anchoas o todos preparan bonito, o todos preparan relanzón o aguja, es decir, no hace cada puesto algo diferente, para no mezclar ni los posibles olores. Todo ello a mano. Artesanía total. ¡¡¡Una joya de la gastronomía!!!.
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un comentario
Es un manjar. Han intentado copiarla, pero si uno compara estas anchoas con otras que venden se darán cuenta de donde está la diferencia. Una sabe a lo que tiene que saber una anchoa, la otra sabe a sal.