Formentera te cautiva el espíritu y el paladar (IB)
Normalmente cuando visitamos una ciudad con encanto, paseamos por un bonito paisaje, tomamos el sol en una excelente playa, … nos quedamos con un recuerdo imborrable para toda nuestra vida. En Formentera te ocurrirá que además de todo ello su gastronomía conseguirá cautivarte el paladar, con sus platos, con sus excelentes productos, con su cuidada atención y con esos platos preparados con recetas tradicionales.
¿Puede una isla paradisíaca cautivar también por el paladar? Pues… ¡Sí, por supuesto! Y un perfecto ejemplo es Formentera. Pensar en ella es soñar con playas salvajes de aguas cristalinas y románticas puestas de sol junto a faros y acantilados… Pero los sentidos nos guían también hacia otra dimensión emocional: la de los sabores y olores de una gastronomía que ensalza con sabiduría las recetas tradicionales, marcadas por el vínculo con el mar y la agricultura de secano. Frit de polp, Calamars a la bruta, Bullit de Peix… auténticas delicias culinarias que alcanzan la excelencia maridadas con los vinos de sus dos bodegas: Cap de Barbaria y Terramoll. Porque Formentera, apetece.
Una de las imágenes más sorprendentes que ofrece el paisaje de Formentera es la de tiras de pescado colgando de ramas de sabina. Es el Peix Sec (pescado seco), uno de sus principales productos autóctonos e ingrediente estelar de la Ensalada payesa. Pescado –raya, cazón…–que, una vez secado al sol, se tuesta al fuego, se desmenuza y se conserva con aceite de oliva. Pero hay muchos más productos de proximidad, como la miel (de romero o tomillo), los higos secos, el bescuit (pan de prolongado horneado)… o incluso la sal líquida, de gran calidad por la pureza que le otorga al agua del mar la Posidonia Oceánica, y que se presenta en vaporizador para condimentar platos fríos y entrantes.
La tradición culinaria de Formentera, transmitida de generación en generación, se plasma en la mesa con platos como del Frit de polp (frito de pulpo), los Calamars a la bruta (en su tinta), el Sofrit pagès (con carne y patatas) o el Bullit de Peix (guiso de pescado y patatas). Como dulce guinda, en los postres, las Orelletes (dulce anisado), la Greixonera (pudin de ensaimada) o el Flaó (pastel de queso fresco con hierbabuena). Y como remate digestivo, un Licor de hierbas (aprovechando las muchas arómaticas de la isla, en especial el tomillo).
Pero, como no hay comida perfecta sin un buen maridaje vinícola, la menor de las Pitiusas también cuenta con los excelentes caldos de sus dos únicas bodegas. Cap de Barbaria, cerca de Sant Francesc, trabaja con cuatro variedades de uva (Cabernet sauvignon, Merlot, Monastrell y Fogeneu) produciendo dos excelentes vinos: Cap de Barbaria y Ophiusa. Y al otro extremo de la isla, en el altiplano de La Mola, la bodega Terramoll elabora otros seis vinos: Es Monestir y Es Virot (tintos), Savina, Lliri Blanc y Es Vermut (blancos) y Rosa de Mar (rosado).
La oferta gastronómica se complementa con el mapa ‘Formentera slow food’ que pone en valor todos sus variados productos de proximidad, señalando 16 lugares repartidos por toda la isla –Es Pujols, Sant Francesc, Sant Ferran…– donde adquirirlos, desde verduras ecológicas a hortalizas, butifarró, sobradada o carnes, como la del cordero de Formentera. Un mapa no solo en papel sino también digitalizado y adaptado para smartphones. Además, quien desee preparar alguno de los platos típicos de la isla puede seguir las recetas que hallará en este enlace.
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