LHARDY (MADRID)
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Aquí tenemos un nuevo «capricho». Es un lugar especial (tener en cuenta que el restaurante data de 1839), si bien aquí no hablaremos del restaurante, sino del local a nivel de calle. Hemos puesto en la cabecera la fotografía del recipiente que contiene el caldo que los clientes se sirven, bien para tomar sólo o bien acompañado de alguno de los exquisitos productos de que disponen.
Primero aconsejamos mirar desde la acera de enfrente hacia el local, entornar un poco los ojos e imaginaros dos siglos antes. Una vez que entréis, a la izquierda encontraréis los platos preparados y a continuación la sopera y la vitrina con las croquetas, empanadillas, sandwichs y demás caprichos salados que podéis degustar «por libre». Quiere decir que tu te sirves, tu te buscas el sitio (siempre de pie) y al final dices lo que has tomado para pagar.
Una de las especialidades, al menos para nuestro gusto, son las barquetas de riñones, no están a la vista pues las preparan al momento, calientes, hay que pedirlas y las sirven rápidamente. Son diferentes, aunque no seáis muy amantes de los riñones seguro que os gustan. Os mostramos en la fotografía superior las de ensaladilla con gambas, igualmente exquisitas.
Una de sus especialidades para llevar son los callos a la madrileña. Son caseros, diferentes, con una receta que tiene muchos años y que es posible disfrutar en casa, pues se venden al peso en frío. Pero siempre mientras compráis podéis disfrutar de las exqusiteces que se pueden tomar «in situ», siendo uno de los más sorprendentes el sandwich de lechuga, fuera de serie.
En la otra parte de la tienda, entrada a la derecha, vamos a encontrar todos los dulces, tartas, pastas, bombones y productos de pastelería que deseemos, incluídos productos típicos de Madrid o por las fechas (torrijas en Pascua, turrones en Navidad y todo el año, rosquillas del Santo, buñuelos por la festividad de Todos los Santos, Roscones de Reyes,…), es decir, todo tipo de productos de pastelería.
Todos los productos a la venta se pueden solicitar al vacío (fiambre, callos,…), siempre que sea susceptible de poderse efectuar. Siempre es mejor, si se tiene la certeza de poder ir a buscarlo, de encargarlo previamente, pues necesita un tiempo el prepararlo.
En la acera, antes de entrar en el establecimiento, encontraréis una placa en el suelo que el Ayuntamiento de Madrid entregó hace unos años a todos los establecimientos centenarios rindiéndoles homenaje de esta forma por la labor desarrollada para el engrandecimiento de la capital. Dicha placa fué diseñada por el gran Mingote y en ella figura el nombre del establecimiento y la fecha de apertura.
Con la reapertura del Mercado de San Miguel, en uno de sus stands Lhardy nos ofrece alguna selección de sus mejores productos, así las excelentes croquetas, canapés o todos estos productos que se pueden degustar en plan tapa o aperitivo están presentes para quien no pueda acercarse hasta el establecimiento de la Carrera de San Jerónimo no se prive de los mismos.
Caprichos #callos #cocido-madrileño #ensaladilla #Puerta-del-Sol #riñones
4 comentarios
Felicidades por esta nueva sección de caprichos. Las que somos un poco mayores, que no comemos mucho, nos gustan estos sitios. Yo hace mucho que había ido, pero al decirme mi nieto que había aparecido esta crítica he vuelto a ir. He rejuvenecido 40 años. Muchos besos y muchas gracias.
No te lo perdonaremos nunca. Hemos picado.
Estábamos siguiendo nuestro régimen para el verano, vemos esto en internet y no hemos tenido más remedio que ir.
Deliciosos, muy finos y no son nada empalagosos. El señor que nos atendió muy amable. Tienen otros dulces, pero esta vez solamente hemos comprado los piononos.
Una gran decepción. La comida tibia, te meten el postre «a la fuerza». La relación calidad-precio, de vergüenza. El cocido lo puedes comer en cualquier otro restaurante de Madrid mucho más barato. Además la dirección deja mucho que desear. Le pusieron una multa al aparcacoches con nuestro vehículo. Después de dar los datos y decir que se hacían cargo, al ver la cuantía de la multa, dijeron que no la pagaban. Qué falta de clase.
Pues nada, me ha llevado mi padre. Yo pensé que era un sitio de «viejos», pero no, me ha encantado. El caldo no me gusta, pero las cosas de picar están estupendas, además se fian de la gente. Luego dices lo que has tomado. Me parece muy bien.