Mesón Del Rastro en el centro y platos castellanos (Avila)
Porque a veces unimos el centro con el tema de la invasión del turismo, en este caso hemos elegido un espacio con comida típica castellana, en la Plaza del Rastro, una pequeña plaza en el centro de la ciudad y con amplios salones y buena atención. Hace días ya hablábamos de esta encantadora ciudad en relación con la visita y aperitivo, hoy entramos en el almuerzo que hemos disfrutado cuatro comensales.
El edificio fué construído en el siglo XVI como palacio para el Duque de Tamames, siendo actualmente un pequeño hotel muy acogedor y el restaurante que nos ocupa. Su actual gerencia está a cargo del mismo desde 1881. Experiencia no les falta. Como hemos indicado muy cerca del centro y en una zona tranquila.
En el establecimiento, como hemos dicho anteriormente, hay un pequeño hotel acogedor. La entrada parece la sala donde jugar a las cartas, leer el periódico o disfrutar del calor de la chimenea que preside el saloncito. Exteriormente una terraza donde disfrutar de un buen aperitivo o cenar plácidamente. Nuestra mesa estaba ubicada en el interior. Indicar que todos los platos han sido armonizados con vino Ribera del Duero del 2018 con 3 meses de barrica.
Una carta amplia con diversos apartados donde elegir desde las famosas patatas revolconas con torreznos, verduras, sopas y otros guisos castellanos a platos principales donde los asados (cochinillo y cordero) así como los pescados nos permiten elegir aquello que más nos satisface. Pero dejándonos guiar por el instinto y a pesar de la época de calor nos decantamos por el menú degustación que consiste en …
… Una entrada con una selección de los tres platos más típicos de la carta: Sopa castellana, Judías del Barco y patatas revolconas. Decimos lo del calor pero saben a gloria. La sopa, hecha como se hacía hace muchos años, entendemos que es la misma receta. Las judías del Barco, en su punto, sabrosas, bien elaboradas y las patatas revolconas, con su torrezno. Un gran comienzo.
La ternera de Avila siempre ha sido reconocida por su calidad. En este caso el plato fuerte consiste en un chuletón de ternera de 800 grs. a compartir por dos personas (el menú está confeccionado para dos personas y su costo es de 39 euros las dos, incluyendo los tres primeros entrantes, la carne, postre, agua y pan. No incluye el vino). Preparada en su punto, muy agradable de sabor y textura. No nos fué posible terminar con ella, pero amablemente nos la prepararon para llevar.
Llegamos a los postres. Todos ellos caseros, lo decimos porque los tres que nos ofrecieron están elaborados de una forma artesanal y con productos de primera calidad (los huevos, la leche,…). El flan receta centenaria de 1881 hace honor a su nombre pues la calidad de la elaboración así lo denota.
Otro de los postres elegidos han sido las natillas monjiles. Podéis imaginar el placer que ha sentido el compañero al degustarlas, pues a cada cucharada se le iluminaban los ojos. Por último el arroz con leche de la tía Angelita. Un arroz con canela por encima, sin caramelizar, preparación que los amantes de los postres poco dulces agradecemos. ¡¡¡Deliciosos los postres!!!.
Una comida cómoda, agradable, buena relación calidad/precio, atendido por personas que están satisfechas con su trabajo y ganas de satisfacer al cliente. Muy recomendable pues como hemos dicho está en el Centro de la ciudad pero a su vez en una zona cómoda y tranquila.
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