Restaurante Asador Rincón de Jabugo (Avila)

Un establecimiento donde vais a encontrar una cocina de toda la vida con recetas exquisitas, productos de altísima calidad, atención de primera clase y una ubicación muy cómoda y atractiva pues en la acera de enfrente se encuentran la catedral y la muralla.

La primera impresión es que están dedicados al cliente. Se puede comenzar por la mañana después de haber visitado parte de la ciudad para tomar un café o lo que denominan «desayuno campero», un poco más fuerte pero muy apetecible pues consiste en un pincho o montado de tortilla o jamón con una cata de torrezno y un trozo de tomate de los de verdad, con sabor. Podéis aprovechar para reservar mesa para el almuerzo en su espléndida terraza, la zona de barra o el saloncito interior.

En nuestro caso, por ser un grupo numeroso nos prepararon un «menú degustación» donde se puede decir estaban incluídos todos los platos típicos de la región, con productos de proximidad y en cantidades razonables por la amplia variedad de los mismos. Todos los productos y elaboración de primera calidad. Todo ello se disfruta doblemente ya que la atención es extraordinaria, siempre pendiente, platos servidos a buen ritmo y muy profesionales.

La presentación de cada plato la realizó uno de los copropietarios del restaurante. Comenzamos con una entrada en la que venían dos platos «de cuchara» muy típicos de la zona: Judías del Barco con chorizo y morcilla. En su justo punto, muy ricas. En la otra cazuelita sirvieron las patatas revolconas con torreznos, igualmente extraordinarias.

Por supuesto tiene muchos platos de pescado (lubina, salmón, marisco, …). Para sorpresa nuestra el siguiente plato fueron unas gambas a la plancha. Excelentes y conservando todo el sabor a mar pues estaban en su punto de elaboración y de sal.

Y llegan los platos fuertes, no porque los anteriores no lo hayan sido sino porque pasamos a los segundos. Lo decimos en plural porque son dos. El primero que nos llega, acompañado de una excelente ensalada de tomate del bueno y ventresca de atún y su correspondiente AOVE, el famoso chuletón de Avila de raza avileña y 35 días de curación. Con eso ya está todo dicho.

Nos traen unas patatas panadera como guarnición de … ¿qué será será? Pues nos llega un delicioso cabrito asado, de 4,5kgs. en su punto, tostadito, sin aditivos de ajos ni limón ni nada, solamente agua y sal. Una carne tierna, que se suelta del hueso, no hace falta cuchillo para comer este plato. Será que somos unos enamorados de los asados pero ¡¡¡Super espectacular!!! No te vayas sin probarlo.

Los vinos fueron de Emilio Moro, tintos de distintas añadas que fueron combinando con los diferentes platos. Para los amantes del vino disponen de muchos tipos que se sirven en copa, al menos hemos contado 20 botellas abiertas, preparadas para servir a los clientes.

Pensábamos que no nos iba a quedar sitio para nada más pero nadie pudo resistirse a un cremoso tiramisú, casero, que estaba en su punto justo de dulce, permitiendo saborear el resto de sus componentes. Terminamos con un delicioso café de cafetera, con toda su crema, es decir, hecho con cariño como todo el resto de la comida.

Un restaurante apuesta segura pues aunque es una ciudad muy turística tienen mucho respeto para el cliente además hemos observado, un día laborable, que el turismo extranjero era prácticamente nulo y los comensales que estaban almorzando o de picoteo en la terraza eran conocidos. Son clientes habituales. Un gran restaurante-asador. Al lado un pequeño hotel de los mismos propietarios. Una referencia en nuestra visita a Avila.

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