Romola para cumplir los propósitos del nuevo año (Madrid)
Aunque ya está un poco avanzado el año seguro que uno de los propósitos que te habías marcado para el 2018 es de llevar una vida más saluble con productos variados y sin renunciar a los mejores sabores. Sin azúcares añadidos, grasas trans, harinas refinadas, frituras ni conservantes, apostando por carnes criadas en libertad, pescados salvajes y la mejor selección de frutas, verduras y hortalizas.
En este restaurante nos proponen unos platos como las alcachofas con crema de tupinambo y velo de jugo ibérico, delicioso plato rico en vitaminas, minerales y antioxidantes que cuenta con tan sólo 172 calorías. Las alcachofas aportan sensación de saciedad y estimulan la eliminación de líquidos, así como el tupinambo, vegetal muy bajo en grasa y con un profundo sabor. El velo ligero le da ese toque original que no puede faltar en los platos del chef.
Uno de los platos más solicitados es la raya asada en anticucho y emulsión de ajo negro, un pescado magro y con un bajísimo contenido graso, rico en hierro, magnesio y potasio al que acompañan los agudos aromas del anticucho y el ajo negro. Una receta ligera pero intensa a la vez, una explosión de sabor en cada bocado y tan sólo 215 calorías.
Un contraste de sabores en el curry frío con mango, piña y cremoso de albahaca, un postre que cuenta con tan sólo 107 calorías. La piña ayuda a depurar el organismo y a quemar grasas mientras que el mango es rico en vitamina c y calcio. Un plato que confirma que se puede comer postre sin romper los objetivos marcados para este 2018.
Su chef, Jorge Reina, ha trabajado con algunos de los mejores chefs de España y Europa como Quique Dacosta, Joachim Wissler, Diego Guerrero o Alberto Chicote, además de en las cocinas de Cambio de Tercio en Londres. En la actualidad, al mando de Rómola, apuesta por desarrollar una cocina donde predomine el cuidado por el detalle, con base local e influencias globales, y sobre todo con el objetivo de aunar la alta cocina con los hábitos de vida saludables alejados de la monotonía y aburrimiento.
La planta de acceso se estructura en dos alturas que permiten la diferenciación de espacios: un primer área para disfrutar de algo dulce o picar entre horas, en la que cristales abatibles tornan el ambiente en una semi-terraza. En la planta baja, la cocina se descubre a la vista del comensal y convierte el espacio en testigo de un verdadero espectáculo entre fogones.
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