El plato más típico para Viernes Santo por su tradición de no comer carne pero que se puede preparar en cualquier época del año, principalmente en invierno. Como sugerencia y para facilitar ligeramente la receta, no es necesario incorporar judías, sino que podemos sustituirlos por los garbanzos (en el doble de cantidad) y evitamos que los niños pongan pegas a la hora de ver demasiadas cosas diferentes.
De igual forma que con las alitas de pollo fritas, este plato también podemos presentarlo como aperitivo o plato principal. La diferencia está en la cantidad y en los ingredientes, que en el primer paso no acompañaremos con guarnición y en el segundo sí.
El salmón es un pescado que nos puede dar muchísimo juego. Podemos hacerlo con naranja, podemos tomarlo ahumado o incluso en tartar. Es algo grasiento y calórico y suelen ser uno de los pescados que antes quitan de las dietas, pero está riquísimo. También reconozco que hay muchas personas que no les atrae, bien sea por su intenso color rosado o su fuerte sabor. En este caso lo prepararemos con crema de queso, que le va genial.
Tradicionalmente se asocia este plato con la cocina francesa, ya que la primera receta de este plato aparece en un libro de recetas del siglo XIV (Le Viander) conservado en la Biblioteca Nacional de aquel país. Su popularidad se alcanzó en el siglo XIX cuando este plato era protagonista de los bares y restaurantes abiertos en madrugada a modo de tentempié para los juerguistas que salían de noche buscando el calor de un plato en las frías noches de invierno. Se la que fuere la historia, está riquísima y puede ser incluso protagonista de nuestra comida de Navidad.
Aunque en la receta el pescado que se utiliza es el rape, puede ser perfectamente sustituido por merluza, lubina, gallo o cualquier otro pescado blanco. Los tiempos de cocción variarán de uno a otro, pero recordad siempre dejar el pescado en su punto exacto, más bien poco hecho, ya que si se pasa, puede llegar a secarse y estropearlo por completo.
Esta receta tiene muchas variantes e incluso nombres, ya que además de espinacas a la crema se puede encontrar como espinacas con bechamel e incluso elaboradas con otro ingrediente que no es el jamón, como gambas y terminarlas gratinadas al horno con un poco de queso rallado. Estas son como yo las hago y como están buenísimas.
Comenzaremos salpimentando las pechugas de pollo y preparando una mezcla con los huevos batidos, el perejil, los dientes de ajo picados y la leche. Ponemos en una fuente a macerar durante 1-2 horas las pechugas bien extendidas sobre la fuente y la mezcla preparada hasta cubrir las pechugas. La leche es muy interesante, ya que evitará que se sequen mucho las pechugas.